Parece que mi vida en Granada esta acabando, pero sólo de momento.
Cogeré estas palabras y me largaré. En todas partes pasarán cosas.
Parece que dondequiera que voy hay un drama. Las personas son como los
piojos: se te meten bajo la piel y se entierran en ella. Te rascas y te
rascas hasta hacerte sangre, pero no puedes despiojarte de ellas.
Donde quiera que voy, las personas siguen echando a perder sus vidas.
Cada cuál tiene su tragedia privada, su historia llena de falsedad e
hipocresía. La lleva ya en la sangre: infortunio, hastío, aflicción...La
atmósfera está saturada de desastre, frustación, futilidad. Racarse y
rascarse...hasta que no quede piel. No obstante, el efecto que me
produce es estimulante. En lugar de desanimarme, o incluso deprimirme,
disfruto. Pido a gritos cada vez mas desastres en mi vida, calamidades
mayores, fracasos más rotundos. Quiero que el mundo entero se descentre,
que todo el mundo se rasque hasta morir... menos tú, por favor. Ejerce
de viento y marea, porque tú, eres lo que salva a esta déspota
humanidad...
Simplemente, me Encanta
ResponderEliminarm hace reflexionar en lo miserable de la vida y en lo miserables que podemos llegar a ser, mientras creemos que somos felices. Es un caos de pensamientos que conducen al existencialismo en el que podemos llegar a encontrar a alguien que nos salve
ResponderEliminarMuy buena reflexión, aunque si lo vuelves a leer, tiene su parte positiva. Te animo a ello
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