Aún
quedan títeres en la urbe
amuletos
quebrados por su mirada maldita
que
dio de comer a quién vino a su mano
tomando
su brazo como el agua bendita
Aún
esboza los sueños de su pasado
amores
enrabietados de alcohol y ceniza
de
tiempos mejores y sábanas de mármol
que
mudó una y mil veces a lo largo de su vida
Aún
se escucha su llanto en la memoria
recuerdos
de marfil y soledades sin poesía
que
recita con sonetos fríos e inacabados
en
el lugar donde muere su alegría descosida
Aún
te echo de menos… Majestuosa Víbora
me
dejaste tu corazón y te llevaste mi sonrisa
esa
la cual divulgas como un premio de consolacion
empuñando
tu alma como al balcón un suicida
Ahora
yo…
continuaré
cabalgando en jergones lascivos
Mientras
tú, desde lejos…
me dedicaras el amor de tu lenta agonía
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